martes, 13 de marzo de 2012

Porque más vale prevenir


Dado que el día 14 de marzo celebramos el día europeo para la prevención del riesgo cardiovascular, resulta interesante recordar cuales son sus principales factores de riesgo, ya que según datos de la Federación Mundial del Corazón, las enfermedades cardiovasculares y los infartos causan 17,5 millones de muertes al año, tantas como el resultado de sumar las provocadas por el sida, la tuberculosis, la malaria, la diabetes, el cáncer y las patologías respiratorias crónicas.

La enfermedad cardiovascular puede prevenirse adoptando hábitos de vida saludables, tratando de mantener a raya el colesterol, la hipertensión, la diabetes, y evitando además el tabaquismo y el sedentarismo.

OBESIDAD, COLESTEROL E HIPERTENSIÓN: Pueden reducirse si adoptamos unos nuevos hábitos a la hora de alimentarnos, apostando por una dieta cardiosaludable podemos llegar a reducir nuestro riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.


La Dieta Mediterránea es la idónea a seguir porque su aporte de grasas proviene fundamentalmente de los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados presentes en el pescado y los aceites de oliva y de semillas. También es importante el consumo de vegetales, legumbres, cereales, hortalizas y frutas.

Haciendo un programa de ejercicio aeróbico (caminar, carrera suave, ciclismo, natación…), a intensidad moderada y desarrollado de manera regular (tres a cinco sesiones por semana), aumenta el HDL (colesterol bueno) y reduce el LDL (colesterol malo) y los niveles de triglicéridos.

LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL: No produce síntomas y puede pasar inadvertida. Es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad. Aunque para la hipertensión existe en muchos casos predisposición familiar, se da también en personas sin antecedentes. Es recomendable controlarla a partir de los 40 años.

LA DIABETES MELLITUS: Esta enfermedad se produce cuando el páncreas no puede fabricar insulina suficiente o cuando ésta no logra actuar en el organismo porque las células no responden a su estímulo.

Quienes padecen este trastorno tienen más riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. Es vital aprender a prevenir la diabetes y mantener a raya este factor de riesgo, por lo que es aconsejable realizar un estudio de prediabetes a todos los adultos con sobrepeso y con algún otro factor de riesgo adicional.

EL TABAQUISMO: Los fumadores tienen tres veces más riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular que el resto de la población. Si quieres puedes dejarlo.
Debes tener en cuenta que los síntomas por muy intensos que parezcan, siempre son pasajeros.

EL SEDENTARISMO: Sólo se combate con actividad física. No se trata de convertirse en un atleta de competición, sino en modificar los hábitos sedentarios transformarlos de forma que se incremente nuestro nivel de actividad física.
Los adultos sedentarios que llevan mucho tiempo sin hacer ningún tipo de ejercicio es conveniente que consulten a su médico. Tan peligroso es para la salud no hacer nada de deporte, como lanzarse a un ejercicio exhaustivo y desmedido de forma aislada.

LA OBESIDAD: Su riesgo depende en gran medida de la localización de la grasa, siendo la que se acumula en el abdomen la que en mayor medida afecta al corazón.

EL ESTRES: Los más propensos a padecerlo son los individuos competitivos, muy autoexigentes, apegados al trabajo y obsesionados con el éxito.

DROGAS: Está demostrado que igualmente influyen en los factores de riesgo cardiovascular.

EDAD: La personas de edad avanzada son las principales víctimas de la mayor parte de los accidentes cardiovasculares. Las probabilidades de insuficiencia cardiaca se duplica cada década a partir de los 40-45 años.

LA RAZA: Numerosos estudios apuntan una mayor disposición de las personas de raza negra a padecer hipertensión arterial. Además, parece demostrado que su incidencia tiene peor pronóstico en este grupo de población. Otras investigaciones han descubierto que en los países asiáticos se da un mayor riesgo de ictus y uno más bajo de infarto de miocardio.

La mayor o menor presencia de enfermedades cardiovasculares en las diferentes etnias se debe en gran medida a la diferente prevalencia genética de enfermedad. Asimismo, el distinto impacto de estas patologías entre las razas también es consecuencia de las costumbres alimentarias y la actuación de otros factores de riesgo.

EL GÉNERO Como factor de riesgo cardiovascular

Este dato se ha atribuido al hecho de que las hormonas femeninas ejercen un efecto protector, pero a partir de la menopausia queda demostrado el incremento del índice de enfermedades de corazón en la mujer, al desaparecer la defensa que le proporcionaban los estrógenos. Tres de cada diez fallecimientos que se producen en la población femenina de nuestro país están directamente relacionados con la salud del corazón.
Esta realidad es desconocida por la mayoría de las mujeres, ya que normalmente nos preocupamos más por el cáncer de mama o la osteoporosis, por lo tanto debemos seguir las mismas pautas de prevención que los hombres.