lunes, 12 de noviembre de 2012

En alerta con la diabetes

Ya que el 14 noviembre se celebra el  Día mundial de la Diabetes, conviene recordar cuales son sus causas y sus consecuencias, para así tratar de prevenir esta enfermedad silenciosa, pero que si no es tratada adecuadamente, puede causar  grandes daños en nuestro organismo.

La diabetes es una enfermedad crónica caracterizada por niveles altos de azúcar en la sangre.

Hay tres tipos de diabetes:

Diabetes tipo 1: Generalmente se diagnostica en la infancia, pero muchas de las personas que la padecen reciben el diagnóstico cuando tienen más de 20 años. En esta enfermedad, el cuerpo no produce o produce poca insulina por lo que se necesita inyectar diariamente esta hormona.

Diabetes tipo 2: Es más común que el tipo 1 y generalmente se presenta en la edad adulta, aunque se está diagnosticando cada vez más en personas jóvenes. El páncreas no produce suficiente insulina para mantener los niveles de glucemia normales. Muchas personas con este tipo de diabetes ni siquiera saben que la tienen a pesar de ser una enfermedad grave. Este tipo se está volviendo más común debido a la creciente obesidad y a la falta de ejercicio.

Diabetes gestacional: Consiste en la presencia de altos niveles de glucemia que se presentan en cualquier momento durante el embarazo en una mujer que no tiene diabetes. Las mujeres que padecen este tipo de diabetes están en alto riesgo de padecer diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular posteriormente en la vida.

Síntomas de la diabetes tipo 1:
Fatiga
Aumento de la sed
Aumento de la micción
Náuseas
Vómitos
Pérdida de peso a pesar del aumento del apetito.
Las personas con diabetes tipo 1 generalmente desarrollan síntomas en un período de tiempo corto y la enfermedad con frecuencia se diagnostica en una sala de urgencias.
La Diabetes tipo 1 no se puede prevenir.

Síntomas de la diabetes tipo 2:
Visión borrosa
Fatiga
Aumento del apetito
Aumento de la sed
Aumento de la micción
Debido a que la diabetes tipo 2 se desarrolla lentamente, algunas personas con niveles altos de glucemia son completamente asintomáticas.

Son muchos factores de riesgo que predisponen a la diabetes tipo 2, como:
Ser mayor de 45 años.
Antecedentes familiares.
Diabetes gestacional o parto de un bebé con un peso mayor a 4 kg.
Cardiopatía.
Nivel alto de colesterol en la sangre.
Sedentarismo.
Obesidad.
Poliquistosis ovárica (en mujeres).
Deterioro previo de la tolerancia a la glucosa.

Con los años, la diabetes puede llevar a muchos problemas serios si esta no se controla adecuadamente.
Problemas oculares, como dificultad para ver (especialmente por la noche) y sensibilidad a la luz y peligro de quedar ciego.

Los pies y la piel pueden desarrollar úlceras e infecciones. Algunas veces, un pie o pierna puede necesitar su amputación.
Los nervios del cuerpo pueden sufrir daño y causar dolor, picazón y pérdida de la sensibilidad.
Debido al daño en los nervios, también se puede tener problemas para digerir el los alimentos y se puede sentir debilidad o problemas para ir al baño. El daño a los nervios también puede dificultar la erección en los hombres.

Algunas medidas que pueden tomarse para prevenir la diabetes tipo 2:

Los factores de riesgo para padecer esta dolencia, pueden ser en su mayor parte evitables evitando la obesidad, por lo que la mejor forma de prevenir es procurando tener un peso normal y saludable.

Debemos elegir alimentos saludables, con bajo contenido en grasas, pero con alto contenido en otros nutrientes, como cereales, pan integral, frutas, verduras, productos lácteos y proteínas magras que contengan poca grasa, estos alimentos nos proveerán de los nutrientes necesarios pero también ayudarán a mantener un peso que permitirá prevenir la diabetes tipo 2.

Además debemos restringir el consumo de comidas rápidas, refrescos con azúcar y bollería industrial.

Mantenernos activos y disminuir el tiempo que pasamos en actividades sedentarias como ver la TV o  muchas horas con el ordenador.
Hacer más actividad física todos los días ayuda a quemar más calorías y bajar de peso. Intentar hacer al menos 30 minutos de ejercicio, cinco días a la semana. Si antes no se ha hecho ejercicio, hay que comenzar lentamente, hasta llegar a la meta.