lunes, 10 de diciembre de 2012

Llegó el frío


Al final llegó el frío, aunque este año tardó un poco más de lo habitual en hacerlo.
Os habéis preguntado alguna vez de qué forma afecta el frío a nuestra salud?
Según diversos estudios por debajo de 6ºC de temperatura máxima se produce un incremento brusco de la mortalidad, y esto no solo es debido a resfriados o gripes, con el frío aumentan también los infartos y derrames cerebrales.
Cuando el cuerpo se expone a temperaturas muy bajas pierde más calor del que es capaz de generar y los vasos sanguíneos de la piel se contraen para conservar la temperatura corporal, además la composición de la sangre también cambia con el frío, haciendo que el corazón trabaje con más fuerza para bombear la sangre a través de los vasos contraídos, y a su vez los cambios en la concentración sanguínea aumentan el riesgo de coágulos y de los problemas que estos provocan.
En cuanto a los resfriados y otras infecciones, el aire frío afecta el modo en que el tracto respiratorio nos protege de enfermedades, ya que produce una mucosidad más densa que es menos efectiva para deshacerse de los patógenos intrusos como los virus.
También existen evidencias de que virus como el de la gripe se vuelven más agresivos cuando hace frío, ya que los científicos han descubierto que a temperaturas bajas, el virus desarrolla una capa dura y flexible, (una especie de recubrimiento robusto) que incluso es resistente a los detergentes. Una vez que el virus entra al tracto respiratorio esta capa protectora se derrite para poder infectar con facilidad a su nuevo huésped.
Las personas más vulnerables a estos cambios suelen ser los ancianos y los sujetos que tienen un bajo sistema inmune, por lo que se hace necesario protegerlos del frío.
Es fundamental conseguir un buen aislamiento térmico de la vivienda, evitando las corrientes de aire y las pérdidas de calor por puertas y ventanas y cerrar las habitaciones que no se utilicen, tratando de mantener la temperatura de nuestros hogares en entre 18ºC y 21ºC, ya que si pasamos más de dos horas a 12ºC esto provocará un aumento en la presión arterial, lo cual a su vez incrementa el riesgo de un infarto o derrame cerebral.
Los diferentes tipos de vivienda, sus sistemas de calefacción y aislamiento, los hábitos alimenticios, y de costumbres sociales hacen que una misma baja temperatura tenga diferente repercusión en la salud de unas personas con respecto a otras.
Los alimentos proporcionan calor a nuestro cuerpo, y el frío hace que aumenten las necesidades calóricas,  por lo que conviene hacer comidas que aporten la energía necesaria además de calor (legumbres, sopas etc) pero sin renunciar a una alimentación variada que incluya el resto de alimentos.
A lo largo del día y antes de acostarse una taza de alguna bebida caliente ayuda a mantener la temperatura corporal y es muy reconfortante.
En cuanto al alcohol, y en contra de lo que pueda parecer, al producir vasodilatación, hace que el cuerpo pierda calor por lo que debe evitarse cuando se está expuesto al frío.
No debemos pretender estar en mangas de camisa, ya que una temperatura de 21- 22 grados debería ser suficiente para sentirnos cómodos y si el sistema de calefacción es inexistente o insuficiente, no habrá más remedio que abrigarse con todas las prendas que sean necesarias para mantener la temperatura corporal.
Por otra parte, debe tenerse suma precaución con las estufas de leña y gas para evitar riesgos de incendios o de intoxicación por monóxido de carbono, por lo que hay que asegurarse de que funcionan bien antes de ponerlas en marcha y de que dispongamos de una buena ventilación.
Además es sumamente importante que todas las personas mayores estén vacunadas contra la gripe, ya que en estas personas, sobre todo si padecen además enfermedades crónicas, cardiorrespiratorias, diabetes etc, la gripe puede suponer un grave riesgo para su vida, además de saturar las urgencias de los hospitales.
Conviene saber que hay muchas medicinas que facilitan la pérdida de calor, por lo que no hay que tomar medicamentos sin que hayan sido recetados por el médico.
Los ancianos pierden la capacidad de sentir cambios bruscos de temperatura, por lo que se recomienda a las personas de más de 65 años, instalar un termómetro en un lugar visible para vigilar constantemente la temperatura del cuarto.
Las bajas temperaturas no ocasionan la Artrosis, pero pueden agravar las dolencias típicas de esta enfermedad, por lo que se hace necesario extremar las precauciones, evitando cambios de temperatura bruscos y tomando baños con agua caliente para disminuir la rigidez además de evitar aquellas actividades que requieran gran esfuerzo físico si la persona no está entrenada.
En muchos casos también se acentúa la Dermatitis ya que  el frío, el viento y la humedad contribuyen a resecar la piel, acentuando los eccemas y las grietas en las zonas expuestas de la piel, como la cara y las manos.
Las personas mayores que vivan en áreas de frío extremo, deben dedicar especial cuidado a la nieve y el hielo, ya que pueden estar más predispuestas a caídas y consecuentemente a fracturas, por lo que es recomendable el uso de calzado adecuado.
Además un adulto mayor que durante la mayor parte del año lleva una vida normal, puede tender a aislarse, durante el invierno, pudiendo esto crear un episodio depresivo, por lo que si observamos a nuestros seres queridos con fatiga, desánimo, irritabilidad o somnolencia podríamos considerar la posibilidad de una depresión.



4 comentarios:

  1. Mari Carmen una entrada muy interesante, gracias por compartirlo con todos nosotros para asi poder saber sobre los efectos del frio.
    Me ha encantado leerlo.
    Un saludo.

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    1. Gracias por tus palabras. Me alegra enormemente que te haya gustado

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  2. Gracias por tu artículo y las informaciones que nos ofreces. Como siempre.... todo que se hace si recursos, ni apoyos.... sólo agudizando el ingenio

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