Dadas las características de la vida actual, los avances médicos y tecnológicos, los seres humanos tenemos cada vez una mayor probabilidad de alcanzar una vida más larga. Sin embargo, no basta llegar, sino llegar lo más sano física, mental y espiritualmente dentro de las limitaciones propias de la vejez.
las claves para dar esquinazo a la obesidad y envejecer con salud, son una dieta equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico, y el fomento de actividades sociales. El exceso de peso deriva en una serie de enfermedades (diabetes, hipertensión, enfermedad cardiovascular y artrosis, entre otras) que suponen un grave peligro para las personas mayores.
Además muchos mayores presentan desnutrición, en especial aquellos que viven solos, y sumando al aislamiento otros factores como bajo poder adquisitivo, escasa autonomía física y falta de conocimientos sobre nutrición, que favorecen la adopción de hábitos alimenticios incorrectos, por lo que el echo de llevar una dieta deficitaria favorece la aparición de enfermedades y además contribuye a empeorar las ya existentes, con la consiguiente merma en la calidad y esperanza de vida por lo que alimentarse adecuadamente es fundamental para mantener el bienestar físico y psíquico de los mayores.
Otro enemigo en la tercera edad, es el sedentarismo. Los adultos españoles son los más sedentarios de Europa.
Estar en una buena forma física contribuye a encontrarse mejor anímicamente, al igual que mantener una vida social activa.
Pasear, charlar, los juegos de mesa o petanca, la participación en talleres y apuntarse a los viajes colectivos ayudan a potenciar la autoestima y a disipar los fantasmas de la soledad y la depresión.
Por fortuna, cada día son más las personas mayores con espíritu y actitudes positivas y dinámicas, conscientes de que la peor vejez es la del espíritu.
Tener siempre un proyecto, algo que hacer, hacerse sentir útil y valioso, te hace vivir plenamente el Hoy, Aquí y Ahora. Además la persona mayor necesita COMUNICARSE, no quedarse en casa, realizarse plenamente como ser social y tener amigos, asistir a reuniones, viajar y aprovechar todo tipo de actividades.
En cuanto a los sentimientos, no podemos vivir sin amor. Es el momento para amarnos a nosotros mismos y a los demás. La felicidad y el amor ahuyentan la vejez del cuerpo y del espíritu.
Muchas veces escuchamos que no importa estar viejo si nos sentimos jóvenes, y es que la edad cronológica y la edad biológica no van agarradas de la mano con la edad psicológica. No se trata de negar que hemos llegado a viejos, sino la manera psicológica de vivir esa última etapa de la vida. Hay que personas que apenas rondan los 60 años de edad se sienten y actúan como que la vida se les fué, mientras que otras personas que superan los 80 años de edad, se mantienen haciendo deporte y participando en actividades sociales y sonriendo a la vida.
Una vez alcanzada la vejez hay que seguir intelectual y físicamente activos, seguir con la intención y el entusiasmo de aprender cosas nuevas. Seguir encontrando una razón de vivir, que por supuesto va a ser distinta a las razones que visualizábamos y sentíamos en las etapas anteriores de la vida.
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